Mi altar es un lugar sagrado donde suelo meditar y enviar Reiki utilizando el método del cuaderno Reiki. También lo utilizo en mis cursos de Reiki y de Registros Akashicos para que tanto yo como mis alumnos nos resulte más fácil conectar con la energía y nuestros guías. La esencia de un altar es honrar las energías divinas, expresar gratitud y pedir protección. El uso del altar es optativo ya que si no te resuena es mejor que no lo pongas. Por ejemplo, hay personas que lo identifican con la religión y con lo mal que lo pasaron en el cole de curas o monjas y no les apetece montarlo (en cambio yo tengo buen recuerdo del cole de monjas y para nada lo identifico con la iglesia).
De todas formas, yo te aconsejo poner un altar de Reiki por varios motivos: 1) hace que mantengas tu interés por el Reiki al verlo a diario, 2) será tu lugar especial donde te podrás recoger para meditar y relajarte, 3) ayudará a proteger tu casa de energías no deseadas, 4) podrás recordar los principios del Reiki y agradecer todas tus bendiciones.
En el siguiente videotutorial de Youtube también te lo explico cómo montar un altar de Reiki para que lo veas mejor:
Unos consejos para montar tu altar de Reiki:
Elije un espacio poco transitado para situar el altar: puede ser un rincón de tu habitación, una mesita, una estantería…
Procura utilizar objetos que representen los cinco elementos: fuego (incienso, vela…), tierra (una maceta, cuarzos), aire (el humo del incienso), agua (un cuenco con agua) y éter (el espíritu).
También puedes colocar los cinco principios del Reiki o una foto de Mikao Usui, de Buda, de la Virgen del Rocío…. De todas formas, el Reiki es muy flexible y si no te apetece poner ninguna foto no pasa nada; utiliza tu intuición para poner objetos que te traigan energía positiva y con los que te sientas bien.
Es muy importante que mantengas el altar limpio; tu altar no es un “cajón de sastre” donde dejar las llaves del coche, tazas de café… Recuerda que se trata de un lugar sagrado que te recuerda que también has de mantener tu espíritu limpio. Si descuidas tu altar, pregúntate por qué descuidas tu espíritu.
