Cuando yo comencé en el camino de Reiki ni se me pasó por la cabeza convertirme en maestra de Reiki ya que tenía bastante con liberarme de una gran tristeza que tenía y ansiedad, ¡con eso me daba con un canto en los dientes! Es más, yo soy de esas a las que el Reiki les parecía una chorrada y no me lo creía. Tal como comento en “sobre mí”, un día me encontraba taaaaaaaan mal que decidí probar esa maravilla, el Reiki, de la que algunas personas me hablaron. Así que fui a una terapeuta de Reiki que se anunciaba en el Ecocentro y ¡qué pasada de sesión!!!! ya desde el primer día noté un gran alivio en mi corazón… y ahí comenzó mi camino en el mundo del Reiki. Seguí yendo a sesiones, cada día me iba encontrando mejor y mejor. La terapeuta, que también era maestra me ofreció hacer con ella el primer curso de reiki y, como cada vez iba a mejor, hice el segundo curso de Reiki, luego el tercer nivel de reiki… y un día decidí convertirme en maestra de Reiki. Siendo maestra estuve un par de años sin dar cursos porque quería tenerlo todo bien afianzado ya que ser maestro implica mucha responsabilidad; la gente acude al Reiki a resolver sus problemas, no a que nosotros les demos más con una mala práctica. Y un día decidí que ya estaba lista para dar cursos de Reiki y aquí me tienes.
¿Qué tengo que hacer para convertirme en maestro de reiki?
Como ya sabrás, el Reiki es una formación no homologada pero, como se trata de una técnica muy extendida a nivel mundial, existen asociaciones y federaciones que lo tienen regulado para que haya homogeneidad en la enseñanza del Reiki. Pero, en rasgos generales lo aconsejable es dejar pasar 3 meses entre el primer nivel de Reiki (shoden), 3 meses entre el segundo (okuden) y tercer nivel (shinpiden) de Reiki y otros 6 meses entre tercero y maestría. Esos es lo que más o menos recomiendan algunas asociaciones o federaciones (recuerda que el Reiki no está homologado) pero hay gente que deja pasar más tiempo y va pasando de nivel según se lo pida el cuerpo. Y otra gente que ya tiene tablas en otras terapias y dejan pasar menos tiempo entre niveles. Otros maestros te dan dos cursos seguidos en un fin de semana. Así que «para gustos los colores».
Yo por ejemplo tardé unos 3 años en convertirme en Maestra de Reiki ya que yo quería estar bien, liberarme de la ansiedad y tener paz interior. Durante esos tres años practiqué muchísimo conmigo misma y con amigos y familiares
Todo el mundo puede convertirse en Maestro de Reiki y si tú así lo deseas, ¡también puedes! El Reiki es una técnica al alcance de todo el mundo y no hace falta tener unos dones especiales para aprenderlo y practicarlo. Pero he de decirte que convertirte en Maestro o Maestra de Reiki no sólo es hacer los niveles de carrerilla y colgar los diplomas en tu sala de terapias. Ser Maestro de Reiki implica practicar muchísimo con uno mismo (yo me hago autotratamientos de Reiki casi todos los días), llevar una vida sana y seguir estudiando para enriquecer la técnica. Sí, te he comentado que el Reiki es muy sencillo pero yo por ejemplo investigo mucho sobre las diferentes técnicas, me formo en otras terapias que pueden enriquecer mi práctica, cuido mucho mi salud, procuro intetrar en mi dia a día los 5 principios de Reiki y un largo etcétera.
En resumen, el Reiki es una filosofía de vida en la cual el Maestro o Maestra ha de predicar con el ejemplo ya que las personas acuden a nosotros para solucionar sus problemas no para que les confundamos más. Imagínate si vas a una peluquería y la peluquera tiene el pelo frito, ¿a que ni se te ocurriría dejar tu pelo en sus manos?
Y por supuesto, que el convertirte en Maestro no significa que tengas que dar cursos si no quieres; conozco algún Maestro que otro que ha hecho la maestría como crecimiento personal y no dan cursos.
Y, en el caso que decidas enseñar y pasar las iniciaciones de Reiki como yo, te digo que es una maravilla. Yo cada día me siento más agradecida por haber descubierto mi misión de vida, la transmitir las enseñanzas de Reiki al mayor número de personas posible. Para mí es muy gratificante ver los cambios tan espectaculares que experimentan mis alumnos (los que practican, ¡claro!).